Cronología, Parte 1
Hoy en día, en la era del internet, millones de personas
alrededor del mundo tienen acceso a información sobre la lucha cotidiana del
pueblo palestino contra la ocupación israelí y todas sus brutalidades. Desde
que han comenzado a dar la vuelta al mundo fotos y videos que muestran cómo
civiles desarmados son asesinados a sangre fría, secuestrados, humillados o
directamente masacrados desde el aire por fuerzas israelíes, se ha generado en
la opinión pública mundial una clara idea de las injusticias y atrocidades que
Israel perpetra contra los palestinos. Sin embargo, la historia de esta lucha,
su origen y evolución, es poco conocida. Echémosle un vistazo.
Palestina antigua
Esta es Palestina. La que Napoleón proclamó como herencia de los judíos. La que Allenby ocupó y Balfour prometió, para entregarla a los sionistas.
Palestina antigua
Esta es Palestina. La que Napoleón proclamó como herencia de los judíos. La que Allenby ocupó y Balfour prometió, para entregarla a los sionistas.
Palestina está habitada desde hace 600.000 años; sus
habitantes la cultivan desde hace 8.000.
Entre muchas otras invasiones y dominios, soportó las ocho
“cruzadas” europeas y 400 años de dominio turco, manteniendo su identidad y su
productiva actividad económica, social y cultural.
Durante los últimos 39 años del dominio otomano (1878-1917),
europeos sionistas comenzaron a emigrar a Palestina e instalar colonias, financiados
por dos millonarios europeos judíos: Rothschild, desde 1882, y después también
Hirsch, a través de la Asociación para la Colonización Judía, que este último fundó
en 1891 (que financió también la emigración e instalación de colonias judías en
diversas provincias argentinas, para la misma época). Estos “colonos” fundan
Tel Aviv, los primeros Kibutz (granjas colectivas, con mano de obra
exclusivamente judía) y la organización armada Hashomer.
Durante su Primer Congreso, en 1897, los sionistas establecieron
un programa para la creación de un hogar judío en Palestina y crearon la
Organización Sionista Mundial (OSM). En su V Congreso crearon el Fondo Nacional
Judío, para adquirir terrenos para la OSM, destinados sólo a judíos y para emplear
mano de obra judía exclusivamente.
Los palestinos se rebelaron muchas veces contra tal
intrusión ya desde los comienzos, con masivas manifestaciones.
En 1916, los cancilleres Sykes y Picot, de Gran Bretaña y
Francia respectivamente, en reunión secreta, desplegaron un mapa sobre la mesa
y decidieron cómo repartir entre ellos el territorio de Medio Oriente que
pensaban arrebatar al imperio otomano.
El último día de octubre de 1917, el general británico
Allenby ocupó Palestina poniendo fin a 400 años de dominio otomano y dando
comienzo a un nuevo dominio, mucho más cruel.
Dos días después, el 2 de noviembre de 1917, hace 99 años,
se dio a conocer la infame Declaración de Balfour, canciller británico que
promete al movimiento sionista, en nombre de la Corona británica, la creación
de un “hogar nacional judío” en Palestina, inaugurando la política de limpieza
étnica que privó al pueblo palestino de su derecho natural a establecer su
estado independiente sobre el suelo de su tierra natal.
En 1920, la Corona nombró Alto Comisionado para Palestina
al sionista británico Herbert Samuel, quien creó las bases para el futuro
Estado judío por medio de una serie de medidas que despojaron de derechos a la
población nativa palestina y dieron privilegios a los inmigrantes extranjeros
judíos.
Durante la gestión de Samuel (1920-1925) los sionistas fundaron
la Histadrut (federación general de trabajadores judíos) y la Hagana (una
fuerza militar a la que se integró el grupo armado Hashomer) y 35.000 judíos emigraron
a Palestina desde Rusia, Polonia y Ucrania. En 1922, los judíos extranjeros,
eran el 9% de la población total del país.
Samuel introdujo el idioma hebreo como uno de los tres
idiomas oficiales. Formó núcleos ministeriales: las empresas sionistas Rutenberg
para la electricidad y Mekorot para el agua, la organización Histadrut para el
trabajo. Autorizó sistemas educativo y bancario exclusivos para judíos. Y promulgó
más de 100 ordenanzas para facilitar a los inmigrantes judíos la adquisición de
tierra palestina.
Los palestinos comenzaron a organizar congresos y
milicias. Y expresaron su rechazo absoluto a la Declaración Balfour y a la
inmigración masiva sionista a través de sus delegaciones a Londres y en
manifestaciones en las calles de las principales ciudades palestinas. En el
Memorando de la 1ª. Delegación Palestina a Londres, en 1921, afirmaron: “...
El pueblo de Palestina no estará satisfecho con la promesa de que en el futuro
le será dado algún tipo de control sobre su propio destino... El pueblo
palestino nunca admitirá derechos de ninguna organización foránea a desposeerlo
de su país...”.
En 1922, la Sociedad de las Naciones otorgó a Gran Bretaña
‘Mandato’ sobre Palestina para que ayude a organizar su independencia. Hizo
todo lo contrario.
Hacia 1928, los extranjeros judíos habían adquirido el 4,2%
de la superficie del país y constituían más del 16% del total de la población.
En 1932 los palestinos fundan Al-Istiqlal (Independencia)
primer partido político palestino legítimamente constituido. Y los años
siguientes fundan el Partido de la Defensa, el Partido Árabe de Palestina y el
Partido de la Reforma.
En 1935, el Sheikh Ezz Ed-Din Al-Qassam, líder del primer
grupo guerrillero palestino en la lucha contra la política británica en
Palestina, muere en combate contra las fuerzas de seguridad británicas,
convirtiéndose en símbolo de la resistencia e inspirando la rebelión que
comenzó poco después.
Entre 1936 y 1939, estalló la rebelión contra el gobierno
del Mandato que se conoce como la Gran Revuelta Palestina, motivada por la
masiva inmigración judía desde Europa. Esta población extranjera, que gracias
al gobierno del Mandato gozaba de privilegios en detrimento de los derechos de
los palestinos nativos, había aumentado 8 veces desde 1917, llegando hacia 1939
a constituir el 30% del total.
(1936. Juramento de fidelidad a la
Revolución Palestina)
La represión británica contra la Gran Revuelta fue brutal:
disolvieron todos los partidos políticos, deportaron o asesinaron a sus líderes
y encarcelaron a miles de palestinos, demolieron viviendas y bombardearon
pueblos, devastando toda la estructura de la sociedad palestina y dejándola
como presa fácil de la ocupación sionista que empezaría en 1948. Mientras tanto
los sionistas continuaron inmigrando masivamente a Palestina, instalando
colonias, engrosando su ejército de 20.000 soldados, que pronto crecería 5
veces, y cometiendo cientos de atentados contra palestinos y británicos.
Entre 1939 y 1946, las fuerzas militares sionistas,
Hagana, Irgún y Lehi, llevaron adelante una campaña de terror contra los
palestinos y especialmente contra los británicos, realizando cientos de atentados,
secuestros y masacres. Incluso los tres grupos se unieron para perpetrar
operaciones conjuntas de robo de armas británicas, ataques con bombas y asesinatos,
instalando en Palestina un escenario de terror. Mientras tanto, la población
extranjera judía llegó a 600.000 personas, manteniéndose en el 30% del total, y
el porcentaje de tierra adquirida por estos extranjeros llegó al 5,3% del
territorio palestino.
En 1937 la Real Comisión Peel, enviada por el Mandato,
había presentado la primera propuesta de partición de Palestina. La segunda fue
presentada en 1946 por la Comisión anglo-norteamericana Morrison-Grady. Ambas
fueron rechazadas.
En 1947 el ministro británico de Asuntos Exteriores,
Ernest Bevin, anuncia que el problema palestino se someterá a las Naciones
Unidas. La ONU, termina su período extraordinario de sesiones con la creación
de una Comisión Especial para Palestina (UNSCOP). Es la undécima comisión
investigadora creada desde 1919. Todas por igual, habían desoído los derechos
palestinos y considerado únicamente las exigencias sionistas.
El 29 de noviembre de 1947, la Asamblea General de la ONU,
emitió la Resolución 181, recomendando la partición de Palestina. A los
inmigrantes judíos que habían adquirido sólo el 5% de Palestina les fue
asignado el 54% del país.
Los británicos, con la pseudo cobertura legal de la ONU,
entregaron la propiedad del pueblo palestino a los sionistas, una completa
infraestructura para construir un estado instantáneo: 1.700 edificios públicos,
497 oficinas de policía y correos, hospitales y escuelas, 3.000 km de rutas de
primera categoría, 1.000 km de líneas ferroviarias, 41 estaciones ferroviarias,
2 puertos, 31 aeródromos y 37 campos militares.
El 13 de diciembre de 1947, quince días después de que 33
países votaran en la ONU a favor de la Partición de Palestina, los sionistas
comenzaron su sangrienta conquista de Palestina atacando tres aldeas, mientras
los británicos miraban.
Las
masacres sionistas contra aldeas palestinas se sucedieron sin descanso desde
diciembre de 1947. Pero desde marzo 1948, cuando iniciaron su “Plan Dalet” para
despoblar Palestina de sus habitantes originarios, decenas de miles de soldados
sionistas avanzaron a arrancarlos de sus casas y saquear sus bienes privados y
públicos.
(1948.Expulsión)
Hasta el 15 de mayo 1948, estando Palestina aún bajo el
Mandato británico, los sionistas despoblaron 250 pueblos y aldeas palestinas,
expulsaron a más de 400.000 palestinos y cometieron 41 masacres.
El 15 de mayo de 1948, apenas las fuerzas británicas se
retiraron de Palestina, declararon la “independencia” de Israel sobre el 13% de
Palestina.
Unos 2.500 civiles palestinos, en su mayoría agricultores
sin entrenamiento ni armamento militar, enfrentaron a un ejército de 65.000
soldados sionistas extranjeros bien entrenados y pertrechados. Las fuerzas
regulares árabes fueron al rescate de lo que quedaba de Palestina, pero
fracasaron.
(1948. Tropas de la Haganah)
Israel rompió dos treguas, ocupó norte y sur de Palestina
y estableció un puente hacia Jerusalén, contrariamente al plan de partición.
Después de firmar el Acuerdo de Armisticio con Egipto, en
febrero de 1949, el ejército sionista avanzó sobre el desierto del sur del
país, ocupó el 78% de Palestina y la llamó “Israel”. Además de cometer más de
70 masacres y saquear completamente viviendas, comercios, industrias, edificios
públicos y el patrimonio histórico.
Despoblaron 675 pueblos y ciudades. Convirtieron en
refugiados al 85% de los palestinos que vivían en la parte de Palestina que
transformaron en Israel. Empujaron a 900.000 palestinos al exilio, a 602
localidades en Cisjordania, Jerusalén Este, Gaza, Jordania, Siria y Líbano.
En diciembre de 1948, la Asamblea General de la ONU,
aprobó la Resolución 194, que reconoce el derecho de los palestinos a retornar
a sus casas y propiedades de las que fueron expulsados por la fuerza. Los
palestinos que continúan en situación de refugiados son hoy más de 7 millones.
La Resolución 194 no se ha aplicado hasta ahora.
A este largo operativo de limpieza étnica lo llamamos
“Al-Nakba” (La Catástrofe) que, como se ve, empezó mucho antes de 1948 y
continúa hasta el día de hoy.
Después de 1948, el gobierno del nuevo Estado de Israel
continuó expulsando palestinos, expropiando sus tierras y propiedades, robando
sus pertenencias e impidiéndoles el retorno, considerándolos “infiltrados”. Y
acosando a los palestinos que se refugiaron en Gaza, bombardeándolos decenas de
veces desde 1948. Además, de encerrar a 9.000 palestinos, incluidos niños y
ancianos, en 22 campos de concentración y trabajos forzados, entre 1948 y 1955,
y luego deportarlos a los países árabes vecinos.
En 1950, la ONU creó la Agencia de Socorro para los
Refugiados Palestinos (UNRWA), que registró 960.000 refugiados, repartidos en
campamentos en Gaza, Cisjordania, Jerusalén Este y los países árabes vecinos,
donde todavía viven hacinados y despojados de muchos de sus derechos humanos
básicos.
Ese mismo año, Israel promulgó la “Ley del Retorno”, para
todos los judíos del mundo, adjudicándoles la ciudadanía israelí automática.
También promulgó la “Ley de Propiedad de los Ausentes”, para que el Estado se
apropie de los inmuebles cuyos dueños están ausentes, es decir, los palestinos
que expulsaron por la fuerza (esta ley, desde 2009, está siendo aplicada
también en Cisjordania). Y creó la “Autoridad para el Desarrollo”, para
utilizar, vender o alquilar esos inmuebles (robados a los palestinos) a judíos
exclusivamente.
Durante esta década, entran a "Israel" unos
450.000 judíos sefaradíes (árabes), provenientes de Iraq, Yemen, Siria y el
norte de África, bajo la falsa premisa sionista del "retorno" y el
mentiroso argumento de las persecuciones en países árabes. Sólo lograron
convertirse en el sector pobre y despreciado por la mayoría asquenazi (europea)
y ser testigos y víctimas del carácter racista del estado judío.
A partir de esta década, los palestinos en el exilio,
comienzan a reorganizarse política y militarmente, con el objetivo de recuperar
su patria y sus derechos.
En mayo de 1964, representantes palestinos y cancilleres
de estados árabes, por decisión de la Liga Árabe y por iniciativa del
presidente egipcio Abdel Nasser, se reunieron en Jerusalén y crearon la
Organización de Liberación Palestina (OLP), eligiendo a Ahmad Shuqeiri como
primer presidente. También sentaron las bases del Consejo Nacional Palestino
(cuerpo legislativo de la OLP), el Comité Ejecutivo (equivalente a un gabinete
ministerial), el Ejército de Liberación de Palestina, el Fondo Nacional, el
Convenio Nacional Palestino y la Ley Básica.
En 1965 comenzó la Revolución Palestina Contemporánea.
En 1967, Israel invadió y ocupó el 22% que quedaba de
Palestina (Cisjordania, Gaza y Jerusalén Este), expulsando a 350 mil
palestinos, a muchos de ellos por segunda vez. Ocupó también los Altos del
Golán de Siria, que continúa ocupado hasta hoy, y el Sinaí de Egipto. Los
palestinos que permanecieron en Gaza, Jerusalén Este y Cisjordania, muchos de
ellos refugiados desde 1948, quedaron sometidos al poder militar israelí, hasta
la actualidad. La OLP perdió su base operativa,
trasladándose a Jordania.
(1967- Cisjordania)
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A partir de la ocupación de 1967, los palestinos en Gaza y
Cisjordania empezaron a padecer, además, secuestros y arrestos sistemáticos por
parte de fuerzas israelíes. El drama de los prisioneros políticos palestinos,
sometidos a maltratos, humillaciones y torturas, atraviesa hasta hoy todas las
capas y grupos de la sociedad palestina: adultos, niños y ancianos; mujeres y
hombres; sanos, enfermos y discapacitados; agricultores, comerciantes,
docentes, estudiantes... No hay en la sociedad palestina una sola familia que
no tenga o haya tenido al menos uno de sus miembros en prisión. Desde entonces,
la resistencia ejemplar de los prisioneros palestinos, se ha convertido en uno
de los pilares fundamentales de la lucha por los derechos nacionales y en
motivo de orgullo nacional.
La derrota de los ejércitos árabes en 1967, impulsó aún
más a los palestinos a tomar el asunto en sus manos e independizar su lucha por
sus derechos. La OLP emprendió la tarea de concentrar a las organizaciones
combatientes palestinas.
A fines de 1967 la Resolución 242 del Consejo de Seguridad
de la ONU, declara inaceptables las conquistas territoriales por medio de la
guerra y exige a Israel la retirada de los territorios ocupados en su última
agresión. Esta resolución y todas las demás en su contra, siguen sin ser
acatadas por Israel.
Siguiendo su plan de perseguir a los refugiados palestinos
y eliminar cualquier atisbo de resistencia, Israel atacó el campamento de
refugiados de Al-Karameh, en Jordania, en marzo de 1968, encontrándose con una
resistencia feroz, que lo hizo retroceder, sufriendo gran cantidad de bajas y
destrucción de su equipamiento militar.
(1968. Combatientes palestinas en
Al-Karameh)
Este hecho además de levantar la moral de los refugiados y
los grupos de la resistencia, marcó un cambio sustancial en la OLP. En 1969, se
incorporaron a la OLP todas las organizaciones combativas palestinas, bajo la
presidencia de Yasser Arafat, quedando la OLP dominada por las organizaciones
de la resistencia, concentrando sus fuerzas. Esta nueva OLP, crea una cantidad
de organizaciones para brindar servicios educativos, de salud y otros,
conformando una estructura casi gubernamental que se ocupa también de la
seguridad interna, las operaciones militares, las relaciones exteriores, etc.
En 1970, después de reprimir brutalmente a los refugiados
palestinos, el gobierno jordano expulsó a la OLP, que trasladó su cuartel
general a Líbano.
Un censo de la UNRWA revela en 1973, que los refugiados
palestinos registrados llegan casi a 2 millones.
En 1974, la Liga Árabe reconoció a la OLP como única
representante del pueblo palestino. Después de los cual también la reconoció la
Asamblea General de la ONU, otorgándole el estatus de Delegado Observador, tras
la adopción por parte de la OLP del programa palestino escalonado para el
establecimiento de un estado palestino independiente, planteado por el Frente
Democrático para la Liberación de Palestina (FDLP). En ese período, los
palestinos por primera vez adquirieron un programa político de lucha en sustitución
de las consignas generales.
El programa se refería al derecho de los palestinos a la
autodeterminación, la creación de un Estado independiente dentro de los
territorios ocupados en junio del 1967 y la solución del problema de los
refugiados.
(1970. Arafat, Hawatmeh y otros
líderes de la OLP, en Jordania)
En 1976, Israel anunció la confiscación de miles de dunum
de tierras palestinas en el norte del país (zona ocupada desde 1948), lo que
produjo multitudinarias protestas palestinas, que fueron brutalmente reprimidas
por Israel, pero dieron lugar a la unificación de la lucha dentro de los
territorios del '48, mantenida hasta hoy. Aquel primer levantamiento en los
territorios del '48 en defensa de la tierra, se conmemora anualmente como “Día
de la Tierra” y es uno de los grandes hitos en la historia de la revolución
palestina contemporánea, junto con la batalla de Al-Karameh y las Intifadas que
estallarían posteriormente.
(1976. Día de la Tierra)
Todo lo que vendrá después, cuyos detalles dejaré para
otra oportunidad, conserva la misma estructura: Israel ataca a los palestinos
donde sea que se encuentren, incluso fuera de Palestina, continuando su plan de
limpieza étnica y colonización. Y los palestinos insisten en resistir, en donde
sea que se encuentren y con todos los medios a su alcance, afrontando incluso
desavenencias internas.
Desde la implantación de la primera colonia sionista sobre
suelo palestino hasta nuestros días, los sionistas no mostraron ningún cambio
en su conducta, salvo el incremento en su brutalidad. Sistemáticamente crean
primero nuevas realidades sobre el terreno y luego inventan algún argumento,
siempre falso y ridículo, (o su parlamento aprueba ‘leyes’, siempre contrarias
al derecho internacional) para intentar justificar sus acciones criminales y
ganar la simpatía de la opinión pública mundial, presentándose invariablemente
como víctimas.
Tampoco se han observado cambios en la conducta de los
organismos internacionales que, también sistemáticamente, no sólo no evitan los
crímenes que perpetra Israel sino que tampoco los castigan, aun contando con
todas las herramientas jurídicas para hacerlo. Eso sí, emiten extensas
declaraciones abundantes en palabras grandilocuentes para cuidar su imagen ante
la opinión pública.
Últimamente, en ambos casos, la opinión pública
internacional no los está acompañando, consciente por fin de todas sus
hipocresías.
Lo que sí ha mostrado evolución en todo este largo tiempo
es la incansable resistencia del pueblo palestino, que ha recurrido a cualquier
cosa a su alcance, en todos los ámbitos, para oponerse a quienes los privan a
diario de sus bienes y sus derechos. Desde la fabricación de armas caseras para
sostener la lucha armada al lanzamiento de piedras, la huelga de hambre y los
actos de martirio, cuando no hay otra posibilidad, pasando por las masivas
manifestaciones, las acciones diplomáticas, las declaraciones políticas, la
investigación histórica y el desarrollo de todas las artes, ciencias y
habilidades al servicio de la resistencia.
No crean que el creciente embrutecimiento de la potencia
ocupante y su avance destructivo sobre el terreno son muestras de un verdadero
poder. La brutalidad es su única condición y posibilidad. No tienen ningún
poder sobre la voluntad del pueblo palestino. Su extremado salvajismo es
directamente proporcional a su cobardía y su desesperación, ante un pueblo
entero que no le teme y que está dispuesto a morir luchando en defensa de sus
derechos, porque sabe que esta lucha es más larga que una vida y vale más que
una vida.
Bea Esseddin
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